LA PROSA EN EL
RENACIMIENTO: EL LAZARILLO Y EL QUIJOTE
El Renacimiento: aspectos generales.
El Renacimiento es una
época de importantes transformaciones en todos los aspectos. La clave es el
empleo de la razón como fuente del conocimiento, del saber frente a los textos
sagrados y la tradición medieval. En el aspecto religioso surgen críticas que conllevan
a que la religión católica entre en crisis. Finalmente se llega a una ruptura
de la que surge la reforma luterana y la creación de la religión protestante y
la reforma en el seno de la religión católica con la Contrarreforma aprobada en
el Consejo de Trento.
La ciencia evoluciona y
se producen descubrimientos geográficos. Nuevos territorios como América se
descubren y se muestra un mayor aprecio hacia la naturaleza.
En el campo de la
filosofía se puede observar el cambio de la sociedad teocéntrica medieval a una
sociedad antropocéntrica. El individuo cobra además conciencia de sí mismo.
En el aspecto económico
aparece el primer capitalismo que basa en el mercantilismo. Tiene como
principales características el recurso al crédito, la creación de la banca, la
separación entre capital y trabajo, la agrupación de una serie de comerciantes
El nuevo modelo político
consiste en la creación de un estado moderno, expansivo territorialmente con un
monarca absoluto y un estado poderoso económica, política y militarmente.
El cambio en la sociedad
renacentista radica en el ascenso de la burguesía, la pérdida de poder político
del alto clero y también de la nobleza que frente a la nobleza guerrera
medieval se convierte en una nobleza cortesana.
La prosa renacentista
Tres subgéneros
narrativos dominan la literatura del siglo XV y buena parte del siglo XVI:
§ La novela pastoril, de origen italiano, al
igual que la novela sentimental. El primer texto español perteneciente a este
género apareció entorno al año 1558 : La Diana, escrita por Jorge de
Montemayor. El éxito de este tipo de narrativa hizo que grandes autores de
finales del XVI y principios del XVII como Lope de Vega (La Arcadia) o Miguel
de Cervantes (La Galatea) lo cultivaran.
§ La prosa didáctica y religiosa. Durante el reinado
de Felipe II, que abarca los años de 1557 a 1597, la literatura religiosa en
España tuvo su mayor auge. La religiosidad del monarca, el espíritu de la
Contrarreforma y las costumbres de la época fueron parte en la extraordinaria
importancia que ésta alcanzó.
La Literatura didáctica
y religiosa es muy vasta, pues incluye:
§ La apologética, la cual
presenta argumentos en pro de la religión,
§ La ascética, que tiende
a inculcar los preceptos de la moral y
§ La mística, que procura
el conocimiento de Dios dentro del propio espíritu, por medio de la
contemplación y la meditación. La producción de los místicos del siglo XVI es
de gran importancia, principalmente para el crecimiento y robustez del idioma.
La novela picaresca y
el Lazarillo de Tormes
La novela picaresca,
como género literario, posee las siguientes características:
§ El relato es
autobiográfico con una narración dirigida a una tercera persona que se
encuentra en una posición social superior a la del narrador.
§ La narración sigue un
orden cronológico.
§ La ironía y el diálogo
son dos de los recursos más empleados para desarrollar el argumento y expresar
la crítica en el libro.
§ El protagonista es un
pícaro; es decir:
o pertenece a la clase
social baja, su protagonista es un antihéroe cuyo objetivo es medrar, mejorar;
o se mueve inducido por el
hambre o la necesidad de medrar;
o busca la manera de
mejorar de vida;
o carece de ideales.
El Lazarillo, de autor
anónimo, se publicó en 1554 y narra la vida de un muchacho, Lázaro de Tormes,
desde su nacimiento hasta que se casa en Toledo con la criada de un arcipreste.
Durante todo ese tiempo sirve a varios amos que le maltratan y apenas le dan de
comer.
Como ya se ha dicho,
inaugura la novela picaresca y destaca dentro de la producción de la literatura
del Siglo de Oro por su originalidad ya que representa una literatura basada en
la realidad frente al idealismo o la religiosidad de la literatura de la época
e inmediatamente anterior (libros de caballerías, novela sentimental, etc.)
En cuanto a la técnica
empleada, se ha de destacar el hecho de articular los episodios a través del
hilo conductor de la vida del pícaro.
Don Quijote de la
Mancha
Publicación de la Obra
La primera parte de la obra apareció en 1605, antes de la publicación de
las Novelas Ejemplares, con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito
fue inmediato; hubo varias ediciones en aquel año y los siguientes. En 1615
apareció la segunda parte con el título de El ingenioso caballero don
Quijote de la Mancha . A partir de entonces, se ha convertido
probablemente en el libro más editado mundialmente, con lo que se confirman las
palabras proféticas de Cervantes: "y a mí se me trasluce que
no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca" .
Argumento
En Don Quijote de la
Mancha se narra la historia de un hidalgo maduro que, por la excesiva lectura de
libros de caballería, se vuelve loco y concibe la idea de hacerse caballero
andante y así recrear la antigua caballería. Pertrechado de armas y caballo,
"Rocinante", y, desde la segunda salida acompañado por un paisano
llamado Sancho Panza, que le sirve de escudero, corre mil aventuras de las que
generalmente sale malparado. La tercera vez que vuelve, vencido por el
Caballero de la Blanca Luna, es ya para morir. En la primera parte se
entrecruzan con la línea argumental novelas cortas de diferentes tipos.
Estructura
Confluyen diversos
aspectos en la estructuración de la novela:
§ En primer lugar las dos partes . Y esto, que podría haber sido una
mera división externa, se convierte en auténtico hecho estructurador por las
diferencias que se muestran entre una y otra. Especialmente importante, en este
sentido, la que afecta al desarrollo de los personajes principales. En efecto,
si bien hay una evolución continua a lo largo de toda la obra, la diferencia de
su comportamiento entre la primera parte y la segunda es marcada. En la
primera, don Quijote ve la realidad transformada por su imaginación
caballeresca (donde hay molinos ve gigantes, por ejemplo); en la segunda, en
cambio, la ve como es y son los demás personajes los que las convierten en
aventuras caballerescas (como ocurre en el pasaje de los leones). Don Quijote,
por tanto, se acerca cada vez más al mundo de la realidad. Por otra parte,
Sancho, en la segunda parte, se ha acomodado mejor a su amo y participa más de
su mundo, llegando a vivir la pura ilusión en la ínsula Barataria. Todo ello
des emboca en el entrecruzamiento final del idealismo de don Quijote con el
realismo de Sancho.
§ Aparte de esto se
aprecian las tres salidas como otro
elemento estructurador, el más generalmente tratado. La división de la obra en
tres salidas permite ver claros paralelismos entre ellas, aunque su extensión
es muy diferente: una preparación y salida, una serie de aventuras y vuelta.
Desde otra perspectiva, tal vez más de acuerdo con la verdad de la novela, cabe
formular esta línea estructural, teniendo en cuenta no las salidas, sino las
vueltas. Dicha formulación permite ver mejor el proceso evolutivo de don
Quijote y Sancho en ese encuentro entre idealismo y realismo. En la primera vuelta , don Quijote regresa no sólo
armado caballero sino también triunfante, desde su perspectiva, con su primera
hazaña (la del muchacho vapuleado); y ni siquiera obsta su optimismo
caballeresco el molimiento por parte de los mercaderes. En la segunda , ya su vuelta se realiza enjaulado y,
pese al recurso del encantamiento, es una situación humillante que puede crear
dudas en don Quijote: "Muchas y muy graves
historias e yo leído de caballeros andante; pero jamás he leído ni visto, ni
oído, que a los caballeros encantados los lleven desta manera y con el espacio
que prometen estos perezosos animales" . En la tercera , se da el derrumbamiento total de Don
Quijote y de su ideal caballeresco; tal es así, que vuelve para morir tras
haber recuperado la razón. Si esta evolución de don Quijote la consideramos a
la par que la de Sancho, de sentido contrario, estaremos probablemente en el
auténtico meollo del asunto de la novela. Efectivamente, hay un progresivo
acercamiento de las iniciales posturas contrapuestas de don Quijote y Sancho
(idealismo - realismo) hacia un equilibrio e incluso entrecruzamiento final.
§ Por último, un elemento
estructurador fundamental, olvidado con demasiada frecuencia, es el carácter paródico de la novela. La estructura de El Quijote parece ser la de una parodia de los
libros de caballerías y, por ello, sigue sus esquemas: se apropia de la
disposición general de dichos libros, de sus personajes, del encadenamiento de
aventuras y de sus quimeras.
Génesis, elaboración y sentido
El propio Cervantes afirma: "pues
no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las
fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de
mi verdadero don Quijote van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda
alguna" . Y en efecto, lo que no habían conseguido
los más ceñudos moralistas lo consiguió Cervantes. Pero un análisis de la obra
obliga a rechazar que El
Quijote sea
solamente eso; El
Quijote trasciende
absolutamente en esta sencilla intención.
No
obstante, es muy posible que la primera idea de Cervantes fuera escribir una
breve novela, que estaría representada por los primeros capítulos, con la única
intención de parodiar dichos libros. Sólo después, viendo las inmensas
posibilidades que ofrecía su hallazgo, desarrollaría una más dilatada
proyección de su obra, con lo que consiguió la inabarcable profundidad humana.
Trascendencia humana de "El
Quijote"
Tres razones nos obligan a contemplar El Quijote como
una obra de trascendencia humana inabarcable:
Por la jamás igualada sensación de vida verdadera, de realidad
sucedida que nos las figuras de "El
Quijote" , como dice Alborg. En efecto, la novela
entera y cada una de sus frases y palabras son un caudal de vida que desborda.
Pero
ni siquiera esto es lo fundamental. El libro en sí es la representación más
auténtica de la lucha de dos radicales y universales actitudes humanas: la
subjetividad frente a la objetividad, el idealismo frente al realismo. Y
diríamos más, no sólo son actitudes que se afincan cada una en individuos
diferentes, sino que, antes y primariamente, so dos tendencias profundas que,
en lucha permanente, predominando una u otra según personas y momentos,
proporcionan a cada uno la desazón de la búsqueda de la verdad. Y es el hecho
de tratarse de actitudes humanas, como dice Alborg, lo que le da mayor hondura
universal que la de los grandes mitos de otras obras; éstas responden a una
pasión específica (amor, poder, etc.) encarnadas en héroes que, con toda su
trascendencia, son sólo porciones del espíritu humano. Sin embargo, lo que don
Quijote y Sancho simbolizan son dos modos de ser y dos tendencias de las que
ningún humano se escapa.
Por último, como también dice Alborg, "lo más grande de la
creación cervantina consiste en que esta prodigiosa universalidad de sus
personajes se funde estrechamente con aquella individuada y personalísima
existencia" de éstos. Don Quijote y Sancho no son
símbolos que pretendan demostrar o mostrar algo, como ocurre en mayor o menor
medida, en otras obras también importantes, sino personajes concretísimos que
se van haciendo según van viviendo literariamente (como sucede en la vida
misma); de ahí que nos parezcan personajes auténticamente históricos.
Técnica y estilo
Atendiendo sólo a
aspectos generales y muy someramente, cabe señalar los siguientes recursos
estilísticos:
La parodia (imitación, generalmente burlesca, de una
obra, género, autor,... exagerando o ridiculizando sus rasgos más
característicos) está presente, de forma constante, en todo el libro. La misma
concepción de la novela y, por tanto, la estructuración de la mayoría de las
aventuras es, como se ha dicho, una parodia de los libros de caballerías. Pero
ésta se manifiesta también continuamente en recursos técnicos y estilísticos
más concretos: en el recurso del apócrifo, en el lenguaje altisonante y
arcaizante, en el uso y abuso de la hipérbole, etc.
La ironía , resultado en muchos casos de la parodia,
es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote ;
tan es así, que apenas hay frase que no lleve un doble sentido. La vemos ya en
el encabezamiento de los capítulos con sus títulos hiperbólicos, en el
desajuste constante entre actitudes y situaciones, en muchísimas expresiones de
don Quijote y Sancho, etc.
Tanto la parodia como la ironía son ríos que desembocan en el inagotable humor del Quijote. Pero el humorismo sobrepasa
dichos recursos: lo encontramos también en los graciosísimos diálogos entre
Sancho y don Quijote, en la creación de nombres propios, en la invención de
expresiones (como "escuderil vápulo", "académico
argamasillesco", médico insulano", "gobernadoresco",...) en
los trastrueques idiomáticos en la boca de Sancho, en los juegos de palabras,
etc. Aunque la verdad es que parodia, ironía y humor se aúnan en una misma
realidad literaria y no siempre admiten diferenciaciones claras.
Cabe resaltar también como otra consecución técnico estilística del Quijote
la perfección del diálogo . Es, en primer lugar, el
medio por el que los personajes, sobre todo don Quijote y Sancho, descubren sus
intimidades en un proceso dialéctico que los define como seres independientes y
vivos, a la vez que los conforma progresivamente. Pero, además, es un elemento
estructural de primera magnitud que dinamiza la novela: las aventuras perderían
gran parte de su valor sin los diálogos precedentes y subsiguientes.
Excepcional recurso del Quijote es su perspectivismo .
Se entiende por tal el hecho de que la variedad de perspectivas que confluyen
sobre una realidad son las que se definen. En la novela, el juego de
perspectivas es muy complicado. Por una parte, está la combinación de los tres
"autores": el narrador cristiano (que
no es el Cervantes real), el traductor aljamiado y el historiador moro (Cide Hamete). El
entrecruzamiento de las perspectivas de los tres enriquece la visión de lo
narrado. Por otra, está la multitud de visiones vertidas por los personajes,
con lo que se consigue ir definiendo una realidad indeterminada y huidiza. En
este aspecto, si es de destacar el continuo y primer diálogo entre don Quijote
y Sancho, no se puede olvidar el enriquecedor cúmulo de visiones de todos y
cada uno de los personajes de la novela. Este perspectivismo es el que permite
a Cervantes definir la verdad "cervantina", es decir, la ver dad
"vital" o "existencial".
Uno de los hechos que más llama la atención durante la lectura de El Quijote es el grado de realismo y de vida independiente que Cervantes consigue
plasmar en sus personajes, muy en especial en don Quijote y Sancho. En efecto,
en la conciencia del lector de la obra y en la conciencia de la colectividad,
se ha ido conformando una sensación de personajes reales, escapados de la
novela. Los saberes y secretos técnicos con los que Cervantes ha conseguido
esto son numerosos y, en muchos casos, sutiles. Baste aquí para indicar algunos
de los más patentes:
§ Las vacilaciones o
equivocaciones, atribuidas en ocasiones a descuido, dan un gran sentido de realidad : la variedad de nombres
de don Quijote y la mujer de Sancho; el desconocimiento del lugar de nacimiento
y ascendencia de don Quijote; las malas cuentas que hace del niño azotado, etc.
En algunos casos la razón de ello está en la falta de documentos históricos
(luego la historia no es una invención sino una realidad documentada); en
otros, parece que la causa es que don Quijote, caballero de altos pensamientos,
no puede entretenerse en bagatelas o cosas pragmáticas (realismo vital o
existencial). El realismo nacido de la referencia a los documentos queda
reforzado, además, por los frecuentes entredichos que el narrador" pone al
historiador y al traductor.
§ La perfección del diálogo , verdadero encuentro del
"yo" y del "tú" como en la vida, a la vez que conformador
de la evolución de los personajes.
§ Es de especial interés,
en este sentido el diálogo entre Sansón Carrasco y los protagonistas cuando
aquél les comunica que ha leído su historia. El hecho de que don Quijote y
Sancho enjuicien la verdad o perfección de la misma historia de sus vidas, les
lanza fuera de la novela como personajes reales. En idéntica dirección están
las consideraciones sobre el Quijote de Avellaneda y el hecho de que, a lo
largo de la segunda parte, don Quijote se encuentra con personajes que ya han
leído su historia y le reconocen sin necesidad de presentaciones.
Importante característica barroca de El Quijote es
su dinamismo . éste afecta tanto a la estructura como
al estilo. En efecto, dinámico es el movimiento de los personajes, la
ininterrumpida sucesión de aventuras, el inagotable diálogo entre personajes,
la técnica narrativa de capítulos abiertos y de la anticipación y el rápido
ritmo de la sintaxis.
Por último es necesario mencionar la perfección y riqueza
lingüísticas . Un dato nos puede llevar a intuir hasta qué
punto esto es cierto en todos los aspectos: el número de palabras distintas
usadas en la novela es de más de doce mil - hoy, una persona culta conoce seis
o siete mil.