Jorge Manrique
COPLAS POR LA MUERTE DE SU PADRE
I
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Recuerde el alma dormida,
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avive el seso y despierte
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contemplando
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cómo se pasa la vida,
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cómo se viene la muerte
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tan callando,
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cuán presto se va el placer,
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cómo, después de acordado,
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da dolor;
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cómo, a nuestro parecer,
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cualquiera tiempo pasado
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fue mejor.
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III
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Nuestras vidas son los ríos
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que van a dar en la mar,
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que es el morir,
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allí van los señoríos
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derechos a se acabar
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y consumir;
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allí los ríos caudales,
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allí los otros medianos
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y más chicos,
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y llegados, son iguales
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los que viven por sus manos
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y los ricos.
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V
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Este mundo es el camino
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para el otro, que es morada
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sin pesar;
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mas cumple tener buen tino
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para andar esta jornada
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sin errar.
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Partimos cuando nacemos
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andamos mientras vivimos,
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y llegamos
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al tiempo que fenecemos;
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así que cuando morimos
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descansamos.
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